Os europeus sempre foram sensíveis à cultura da Andaluzia. No período romântico e naturalista (século XIX), os pintores registaram as suas paisagens, os costumes e o folclore da região. Chamou-se a este movimento o Costumbrismo Espanhol. Depois de visitar o Museu de Belas-Artes de Sevilha, não pude deixar de registar no caderninho de bolso esta síntese de lugares-comuns:
Sevilla de los bandoleros, gitanos y brujos encantos. Sevilla caliente con guitarras heridas de lamentos y flamencos, pero también de los santos, curas y catedrales. Sevilla árabe mirando los toros en sus caballos y burritos ajeados a Andalucía. Sevilla de las descubiertas, pero misteriosa como un patio donde apenas se vislumbra un rincón. Sevilla de lo gazpacho, salmorejo y tapas desde las 5 da tarde a las 11 de la noche. Sevilla de los mendigos, desvalidos y ladrones. Sevilla de la sangue caido en la arena, subiendo hasta la media Luna reflejada en Guadalquivir.
Sevilla, otra igual non había, por eso también non habrá otra.
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